24 enero 2018

Desconectado

Ahora que decidí vivir sin televisión e internet en el hogar. Extraño a una que otra modelo dedicada en su madurez a la actuación, igual que ver a Lionel Messi en movimiento; no extraño más. Ya son varios días de reflexión, de lectura, de comprar periódicos en la calle, de consumir café con los amigos, de escuchar música exquisita para mis oídos, de verme en el pasado que fui cuando no poseía dichos elementos, de activar la máquina del tiempo, por instantes descompuesta, e irme al momento del niño que prefería jugar, estar por las calles divirtiéndose y liberándose en la finca de sus abuelos, antes que encender el televisor.

En casa paterna de mi madre, no hubo luz eléctrica hasta que el político de Guasca Arnoldo Casas, impulsó la electrificación rural en el Guavio, a finales de los 80’s. Gracias a él también existe en política el Senador Milton Rodríguez Sarmiento. Un largo periodo de mis vacaciones me licencié donde los abuelos. Siempre amé la distraída soledad. Las largas e interminables jornadas, ayudaba a la abuela Margarita en las tareas de la casa. Concluido mi aporte, jugaba con tuzas, maderos, las herramientas, los animales o cualquier artefacto natural o elaborado que alimentara la imaginación. Cuando aprendí a leer, debajo de un pino que tenía mi edad, acompañado del perro Tomi, leía después del almuerzo, siempre que el clima lo permitió o la radio novela no me hipnotizó.

El televisor no hacia parte de mis ausencias. Hoy tampoco. Internet no. No en la medida que creía. Facebook, ese distractor de chismes, menos, twitter me informa. Duro días sin redes y no me faltan. Dejé a cada individuo hacer lo conveniente para ellos, sin necesidad de estar pendiente de sus estados de ánimo, sus estados civiles o actividades ordinarias. Esa necesidad del ser humano de preocuparse por el otro para criticarlo, es uno de los grandes problemas de la sociedad, situación hermana de la competencia constante por superar al otro. Pugnas internas o externas, que jamás alimentaron mi espíritu. Vivir para mí y por mí, son razones suficientes para moldear mi existencia.

Ahora que encuentro en mi mente y mi cuerpo el ser animal que no requiere de aparatos distractores para ser feliz, veo que el dinero es un tercer componente que podría no ser tan necesario para existir con plenitud, como lo hemos banalizado. Se requiere lo suficiente, que no es mucho si de alimentar al alma se trata.

Un hombre es feliz cuando encuentra libertad. Desconectado me siento un hombre libre. Con mucho o poco que consiga, sufriendo mis ambiciones o en la calma de los felices, a la muerte soy invitado a entrar, con una muda de ropa que se descompondrá, porque hasta los muertos envejecen. Lo demás no cuenta.

28 diciembre 2017

En el nombre del padre


-Al salir del frió hospital, la primera imagen ante mis ojos reflejaba las calamidades que se afrontan construyendo un hogar desde las bases. Los pisos de madera del viejo sótano en el que recibí cariños y enseñanzas, crujía, astillándose de a poco con el movimiento de la cuna o el simple caminar de mamá consolándome en sus brazos, en la terapia de dormirme en las noches, luego del trabajo.

Avanzaba la década del 80 y la situación fue mejorando. Mi sueño era manejar una volqueta, de esas, de donde mi padre descendía feliz y me tomaba en sus brazos a expresar su amor. Yo sentía que la felicidad se originaba en esos grandes carros de trabajo. Deseaba que mamá condujera una volqueta para que su genio mejorara. Ella partió de su casa paterna antes de alcanzar la mayoría de edad, provino de un hogar conservador estructurado para criar hombres de campo y no niñas lindas, al que siempre estábamos volviendo a visitar a los abuelos. En esas jornadas de los paseos de fin de semana su rostro alegre, de enamorada, iluminaba a los habitantes naturales de la arboleda, le hacían calle de honor y le recitaban hermosos cánticos. Mi padre en cambio ascendía fatigado y cansado. Cargaba los regalos para los abuelos, los 10 tíos, las 3 hermanas de mi abuela y la bisabuela Mercedes, y debía alzarme cuando mis débiles piernas gastaban todas sus fuerzas, siendo incapaces para afrontar la hora de camino empinado que alejaba la casa del abuelo de la carretera rural donde nos dejaba el transporte. Sin embargo, distorsionando un poco, acompañaba con silbidos a los pájaros que trinaban recibiendo a mamá. Quizás, si la volqueta hubiese podido subir por aquel camino empedrado, mi padre y mi madre fueran los más felices de aquella época, más felices de lo felices que se advertían. El campo los unía, les permitía evadir las preocupaciones ordinarias. Todos los problemas se quedaban en nuestra casa. A la finca de los abuelos arribábamos el sábado en la mañana, volviendo al pueblo el domingo en la tarde. Todo así hasta que Papá adquirió la parcela de la abuela María Olaya, mucho más cerca del sector urbano con carretera hasta la casa, convirtiéndola en nuestro nuevo destino de los fines de semana.
Esa fue mi vida infantil y parte de la juvenil, en la que aprendí las mejores cosas que sé y por las que le encuentro mucho sentido a la existencia.

Parece el inicio de un texto literario. Puede que lo sea. La vida de José Jairo, de Don Trufo, o como le queramos llamar, es una verdadera novela que se empezó a escribir el 21 de enero de 1957, de las que no tienen final. La novela de mi padre contiene capítulos memorables que habitarán eternizados en el recuerdo, sin perder vigencia, construida al mejor estilo de las historias que narran los juglares vallenatos del valle de Upar y Padilla, que tanto le apasionan. Gracias a él y a los esfuerzos de mamá, hoy podemos decir que somos una familia unida, cobijada por amor y respeto.

Don Fabio, aunque prefiero el José Jairo que expresa mejor su personalidad, Fabio es un nombre muy serio, como para mí, en cambio él es un caminante feliz de los días, mamador de gallo y el José Jairo, por las historias que encierra, por aquella época envidiable de los altos de Sotoba, de los viajes muy niño a visitar a mamá Carmen, por sus tíos sacados de las obras de García Márquez, por el colegio La Salle, por las primeras borracheras, por el primo y el hermano de aquellos caminos que usted hoy recorre a paso lento, lejos de los 15 minutos que algún día gastó de la finca al pueblo, por haberse robado la joya de la corona de don Serafín cantándole vallenatos, por Enrique y Belisario, por evadirse de la custodia del ejercito las muchas veces que lo reclutaron para prestar el servicio militar, por la barba que le picaba a su hija cuando lo besaba, por todo eso, prefiero el José Jairo, más macondiano, más de nuestra Colombia, digno de un hombre que ha sabido demostrar que trabajando honestamente se logra superarse, se progresa y que la felicidad es la mejor recompensa que se puede recibir. Que el dinero es una verdad efímera, necesario más no un sueño por el cual esclavizarse.

Estamos celebrando su fiesta, de memoria, de cuento, de risas —pensaba decir de llantos, pero no llora—, de emociones y de sufrimientos. Volver al pasado produce excitación, nostalgia, pero es una nostalgia radiante por su presencia. Recular en el tiempo es llenarse de ganas para seguir. Hacer parte de su historia es un orgullo. Y lo necesitamos muchos años más, ojala y fueran todos los míos y los de mi madre y mis hermanos. A usted le debemos más que la vida. Por usted sueño, por usted soy quien soy. Usted me ha enseñado a vivir a plenitud cada momento, a enfrentar el camino con hidalguía y anhelos. Y los tengo, muy grandes, y usted ha sido fundamental en los pasos que he dado tras ellos. A su lado aprendí que trabajar por la gente vale la pena. Ha sido gracias a las mil historias que me ha contando y algunas hemos compartido, que narro con cadencia. Porque mi primer escrito publicado fue diciéndole feliz día papá. Y fue con usted, por usted, que me llevó a conocer a la dinastía vallenata de Emiliano Zuleta, que amo esa cultura y ese amor terminó impreso. Porque sentados en la mística tabla frente a su hogar soñamos y construimos, nos reímos y vemos pasar los días sin otro afán que alcanzar el mañana porque ayer se hizo lo necesario. Porque hoy muchos de sus amigos son mis amigos, y viceversa. Porque usted ha sido un excelente padre, mi mejor amigo, mi cómplice, mi confidente. Mis hermanos y mi mamá y sus amigos pueden tener igualmente muchos motivos para pedirle que siga siendo el mismo, para agradecerle y exaltarlo. Para llevarlo tatuado en el principal lugar de nuestros corazones, en lo más alto de nuestro ego, en el pedestal que ocupan los héroes.

Gracias por seguir enseñándole a vivir a sus hijos, a sus nietos, a sus amigos como si este fuera el cielo en la tierra.

No hay nada más satisfactorio que tener a la familia bajo un hogar propio. Y para conmemorar donde empecé a formar parte de este hogar, yo seguí visitando la casa donde pasé mis primeros meses de vida, recorriendo los recovecos del sótano, donde aprendí que usted y mi madre hacían y hacen todo por sus retoños.
 
Sumando esos y muchos otros motivos, vale la pena recordar en su nombre la canción de la pequeña Lulu que cantaba la pandilla del capitán Memo:

De donde vienes papá
eres toda mi felicidad
ríen ancianos y niños también
Por la forma que tienes de ser
Papá no crezcas no cambies jamás.

En nombre de este valioso hombre, al que conozco de primera mano, o en rimas y prosas, en cantos, en parrandas y en la voz de quienes lo han acompañado en ese trasegar diario, los invito a todos a brindar en el nombre del padre por quien los últimos 60 años ha sabido representar fielmente la filosofía de los que saben vivir a plenitud y sin ahorro como si este fuera el cielo en la tierra.

Gracias y felicitaciones papá, por siempre y para siempre, eterno.

14 noviembre 2017

De camino a Barichara

 Recomendadísimo, empacar ropa deportiva, tener disposición para un largo viaje por entre montañas exuberantes, perderse en las nieves emparamadas de la cordillera oriental entre Boyacá y Santander, descender para una parada relajante en Socorro, donde ya se percibe agradable el caluroso clima templado del escenario de paz y tranquilidad donde culmina el recorrido.
Llegamos en una noche religiosa a San Gil, conseguimos un taxi que nos llevó a Barichara; toda una aventura histórica la que nos dimos con aquel hombre de fino humor santandereano que sirvió de guía, tan cordial que le invitamos a cenar acompañado de su esposa. Durante el recorrido de 20 Km., en suave ascenso por una carretera muda, enculebrada y segura, nos contó pormenores de la vida en la región del asesinado político Luis Carlos Galán, de otros personajes ilustres, habló del Presidente Belisario Betancourt que encontró allí el mejor escenario para su poética y una vez al mes viaja al pueblo de Aquileo Parra. Sin embargo, él se jacta de sus compañeros de niñez, de quienes cuenta sin detenerse para inhalar —de aquí son varios lideres guerrilleros, entre ellos Pablo Beltrán, el eleno, él era un destacado estudiante en el colegio y la universidad, nunca hizo trampa jugando canicas ni con el trompo, era un señor, su padre era maestro de obra, la mamá profesora. Por aquí vino hace como 10 años, pero uno no se puede boletear con él para evitar problemas. Aunque Pablo es de los pocos ideólogos que perduran en la guerrilla, es mejor cuidarse. Él no es un hombre de plata, su lucha siempre fue en contra de las desigualdades. Una novia del Mono Jojoy también es de aquí, Alias Gabino nació en Socorro—.
Lo freno para preguntar si alguna vez lo invitaron a irse al monte. —Ellos respetaban a los compañeros; además, si me hubieran tentado tampoco me hubiera ido, yo prefiero la vida buena, después de 30 años sigo enamorado de mi esposa. Para que más problemas, con ella es suficiente—.  
Luego de aceptar la curiosa ilustración, pasamos al asunto de nuestro interés. Hablando del costo de vida me salió al paso con un dicho. Se vive bien en estos pueblos. Es fácil comprobarlo en el trato de las gentes, en la amabilidad muy natural con que se atiende al forastero. Hay personas que llegan a los 108 años, sin estrés, sin ladrones, comiendo bien lo consiguen. 
Entrando a Barichara, cuando hemos tomado la primera calle empedrada de un pueblo de noches brillantes de oro, recomienda comer cabrito en el restaurante que lleva el nombre del municipio. Sin detenerse a dar detalles de a donde nos lleva, fue dando la receta del cabrito —es cocinado y luego lo asan a la brasa—.
Prosigue con más recomendaciones —En el valle de San José tienen que comer chorizos y carne oreada, sazonados con guarapo, tienen que ir al parque el gallineral y al Chicamocha, nuestro cañón del Colorado—.
Me atravieso en el relato para indagar por el quehacer de las personas cuando no hay turismo.
—Se toman el guarapo que es para los chorizos— resalta, —los berraquitos trabajan en cultivos de tabaco para acelerar el cáncer, los otros esperan que regresen los turistas. Aquí ladramos y en otro lado ya ni ladran. No se hace mucho pero se logra sobrevivir felices—.

10 agosto 2017

Ser agradecido


 Sin engreimientos por lo placentera de la ruta, a la edad que avanzo, se aprendió que la felicidad es terapia recomendable para soportar la existencia, que se logra procurando armonía con los semejantes dentro del entorno, brindándose con calidez, respetando el medio ambiente y extasiándose. Hay aspectos esenciales para lograrlo, uno es el perdón, esa divinidad humana que habita en la cabeza de los hombres y que libros sobre dioses vuelve castigo. Al nacer somos deudores solidarios de los compromisos económicos del país; al poco tiempo el bautizo conlleva responder por condenas sacadas de viejos y nuevos testamentos. Pero el perdón es único, propio, sin importar credos. Las más de las veces me he equivocado y tuve la valentía de hacerle saber al ofendido mi arrepentimiento, aunque no me perdone, aunque jamás me hable; me siento en paz al aceptar los errores. Esa razonabilidad, además permite que no cargue sentimientos negativos contra mis semejantes. Me queda la carga de la deuda pública.

He aprendido a ser amable. No se imaginan que problemas hay detrás de los rostros y cómo podemos sanar y sanarnos con algo tan simple. Captamos y transmitimos sensaciones y la risa y la cortesía con actitud salen gratis: un saludo no se le debe negar a nadie.

Ya dejé de pensar en ganarle a los otros. Con que sea capaz de levantarme antes de las 7 a.m. ya conseguí un triunfo. Terminando una travesía en bicicleta o los 21 km de la media maratón soy dichoso. Con devengar oportunamente el capital para mantener mi costosa existencia y ahorrar algo, ya gané. No me interesa dominar ni esclavizar a mis inferiores, incluidos animales que no tienen culpa de mis ausencias como para obligarlos a ser mi compañía; la libertad es un valor superior.

Al estructurar planes de vida me fui dando cuenta que la mía no es la que yo quise que fuera, es la que me tocó y en ocasiones no logró ni guiar mis pasos, acepto ser marioneta del destino o de alguien o algo superior que hace que sucedan cosas maravillosas o inesperadas que alteran el curso anhelado. Es fácil de entender para no llamarse a engaños y disfrutarla.


Cada vez soy menos optimista, aunque encuentro cientos de razones para seguir aquí, creyendo que con pequeñas acciones algo mejorara la sociedad que me correspondió. Y quizás lo más importante, por cuenta de la familia y el contexto del pueblo donde estuve media vida y la ciudad donde habité la otra media, nunca dejé de ser aquel del barrio El Jardín consiente desde muy pequeño de que el juguete más costoso no siempre es el mejor, que hay singularidades que nos hacen impares y deben respetarse, materia acumulada en la memoria que otorga más valor que cualquier título de formación académica, que bien usada es un tesoro para enfrentar la vida satisfactoriamente, me refiero al buen sentido común aprendido en casa dinamizado con entusiasmo.

04 julio 2017

Hijos de Dios

La Iglesia católica, una organización social de carácter espiritual, en principio sin ánimo de lucro, origen de desavenencias, celebres guerras y reconciliaciones hipócritas, que en sus libros de filosofía y adoctrinamiento hace referencia a la búsqueda de la dignidad de cada ser, la humildad de sus fieles, la ayuda al prójimo, la persecución de valores humanos sobresalientes en cualquier persona, reflejados en sus altos jerarcas en igual o mayor proporción que en el más miserable de sus files, parece tener de líder a un verdadero apóstol. Así lo viene demostrando el sorprendente Papa Francisco, un argentino liberado de orgullos y vanidades, ajeno a los beneficios ostentosos del embriagante poder, declarado pecador y convencido de aplicar los cánones de la iglesia con el ejemplo y la convicción que olvidaron sus antecesores, sabiendo que es la mejor forma de persuadir la fe de los seguidores.
Sus palabras son reflejo del actuar, su evangelio se estudia en cada acto del día a día en el Vaticano.

Por fin la iglesia más grande de occidente demuestra gestos de grandeza que motivan a los descarriados que prefieren alimentarse de saberes filosofales a reivindicarse con el reino de cristo y los dogmas de la fe que acompañaron la primera infancia. No quiere decir que mañana regresen al culto y que en los museos que son las iglesias se sientan identificados, pero hace posible ver a Dios como guía espiritual, encarnado en personas como el Papa Francisco.

Aunque es quimérico pensar en un solo Dios que honra todas las religiones a su modo procurando un objetivo común, apoyo espiritual para alcanzar la dignidad, el respeto, la solidaridad y ser mejores hombres, si me acerco quiero verle así, valorando que exista gente menos mala por cuenta de su fe y gente buena que predica dando ejemplo como Francisco y los parientes míos que hacen parte de su equipo de profetas.

08 junio 2017

Viajeros


Los protagonistas en casa me inculcaron un mensaje que ha sido una órbita que marca con el segundero el transcurso de los días: la vida regala gente divina de corazón que con su presencia y su piel dan nombre a los motivos de las maravillas bajo el cielo protector, estando en el preciso lugar para hacernos sentir extraordinarios, porque nadie se acostumbra a vivir como quieren los mezquinos. Es preferible desafiar la realidad para pretender la gloria. 
Tal vez, esa orientación filosófica hace que por mucho que ocurra en la realidad, la vida de mis progenitores sea una fantástica historia de sueños y fabulaciones que han repetido y renovado por años, hasta ser aprendidas de memoria por sus hijos, para inmortalizarlas en sus herederos, con la esperanza de que estos hagan lo mismo con sus vástagos.
En esta aventura educativa de saber vivir, los viajes de papá han tenido gran repercusión por esa exquisitez con que logran esquivar los cánones que separan los hechos inventados de los que efectivamente sucedieron. Es experto en guardar en la memoria uno a uno de los detalles de lo ocurrido y repetirlos con claridad fotográfica entre amigos y conocidos. Lo hace con precisión de relojero o de filólogo, creando en la mente de los escuchas la sensación de presenciar la escena de un libro o una buena película. Nada más por eso, sin otra pretensión, cuento en este lugar, que ahora los aventureros exploradores de la gloria o el cielo en la tierra, se enfrentan a un viaje que me embriaga de felicidad, uno más que será narrado por décadas y centurias, con algún título inmortal que mi padre le pondrá a su recorrido por el sur del continente. Esa narración, para muchos consistirá en un invento, sobre todo para los que vieron en los 70 y 80 a estos jovencitos queriendo vivir del amor, esa quimera para muchos irrealizable, más sobre sueños que realidades en aquellos días, que han edificado a pulso, con valentía y honestidad.
 
El relato sin cabos sueltos tendré la fortuna de escucharlo antes que el resto de las personas que accederán a buscar consuelo en el fino humor de don Fabio, contando las anécdotas y uno que otro momento que difícilmente puede creérsele, pero que de seguro ocurrió; de todo lo que cuenta existen pruebas. Si algo queda sin decir, mamá usa una técnica extraña de llevar la contabilidad de sus gastos personales. Me explico con un ejemplo tomado de su cuaderno de control monetario:
"Estuve en el aeropuerto a las 6:12 a.m. Hacia frío. Pensé en mi pechiches. Me tomé un café de $3.000. Llegamos sobre las 12:00. Besé a Fabio al aterrizar. Caminamos 5 minutos dentro del aeropuerto. Personas muy altas caminaban a lado y lado. Hombres bonitos con mujeres narizonas, de quijada larga y ojos claros. Ferchito nos recibió atrás de la aduana. Esta delgado. Nos subimos al auto que él alquiló para ir a la ciudad. Al llegar a Plaza Armenia le di un dólar. Durante el día no me dejó gastar nada. En un descuido metí en su bolsillo 100 dólares. No he visto bebes. Gastos totales de hoy: 101 dólares y 3 mil pesos. El apartamento tiene aroma a viñedo. Me voy feliz a dormir siendo las 11:39 p.m. a 6 mil kilómetros de mi casa pero al lado de mis amores."

De manera que todo esta dicho y certificado. Es cuestión de leer esos cuadernos contables de la casa.
 
Mis padres viajan, cada uno con su boleto, en la felicidad que alimenta el apego a la vida, ideando nuevos sueños en los desplazamientos en metro, en las horas quietas de avión, en los parques nostálgicos de Buenos Aires, en Santiago, en Lima, navegando por ríos históricos, por las calles empedradas de Quito, viendo pasar buques cargueros por el canal… transitando y edificando momentos para recordar y contar, gracias a la persistencia de la memoria en los sueños que con amor se construyen y reconstruyen a diario.

23 mayo 2017

Recordar para vivir


Varias mañanas he llegado a este punto suspendido en el horizonte. Yo, mi ego y mi súper yo, con ganas de quedarnos donde estamos aunque sea imposible, con ganas de desnudar el alma y detener algún recuerdo. Discutimos, batallamos, seguimos sintiendo que la vida existe fuera de mí, desgastando las cabezas de los dedos frente a la bitácora, contando más humanamente la interpretación de lo que pasa, lo que vemos, lo que oímos, aprendemos, creemos, soñamos, murmuramos o nos dicen, las alegrías, los éxitos y las derrotas. Habitualmente ocurre así. Pocas veces lo hacemos. En eso admiré a Saramago y sigo a Juan Cruz, tan disciplinados en el monologo interior. Al Nobel lo conocí en Bogotá; con Juan Cruz conversamos en la Cartagena de los turistas, protegidos por la muralla en una puesta de sol, a la salida del mítico Teatro Heredia. Demasiado cortés el autor de Muchas veces me pediste que te contara esos años, esa narración que nos presta a los lectores para conocerlo, explorar su vida y hacerla parte de la nuestra.
Horas después voy a mis apuntes de viaje, a las cientos de hojas escritas en la bitácora, en los 3 intentos de novelar que llevo en estos años; sumó algunos poemas mal escritos en los duros años de mi padre y como padre; todo digno de ser guardado, mantenido en un espacio intimo, al que pueda volver a mirarle de frente sin pena, porque es parte de mí, lo que leen, lo que cualquiera puede ojear, apreciarme, deleitarse, burlarse. Respiración del alma que usted puede hacer. Hágalo. Tome la página en blanco y vaya llenándola. Vera lo medicinal que es. Dejar salir un poco de nosotros. Qué tal empezar ahora mismo, egoísta con los seguidores de mi Eyaculación Mental que esperan continuidad, seguir leyendo lo que ha hecho que lean una vez y regresen. En un año de política y religión, hablar del amor, la poesía, las novelas que estoy leyendo, las que tengo en cola, los libros de crónicas, los que pretendo comprar.
Quiero escribir más. Recordar es lo más importante de la vida. Opinar es bueno, alimenta el intelecto, pero recordar alimenta la memoria, la vida, algo más importante que ser leído, escuchado, atendido, es sentir y guardar sensaciones y fotos en la memoria. No estoy frente a un ordenador Vaio como el español que dirigió El País, de quien hablé atrás, me encuentro frente un Mac que ha recorrido el continente y regresó para quedarse en Colombia. Un equipo adaptable ahora los ipad y los pequeños laptop dominan el mercado de los viajeros. En el carro, de la casa a la oficina no incomoda mucho y presta gran utilidad. Escribo a la par en una conversación de whatsApp que me genera alegrías y de la que salen textos dignos de mantener,  voy organizando los recuerdos, así los lectores busquen otro blog donde leer noticias y opiniones. Tratare, repitiendo lo repetido tantas veces, escribir más seguido, opiniones y vivencias y sentimientos.

11 mayo 2017

Creatividad = vida

Siempre una melodía lejana, una calle solitaria, un local comercial sospechoso de tiempos de la infancia, el movimiento de las hojas de parra al caer, el placido musical del mar calmo en playas boscosas, nos extienden la invitación a viajar en la memoria. Todo comienza en la imaginación, donde se gesta la existencia humana, el hogar de los miedos, las ansiedades, las felicidades y las tristezas, los impulsos y las represiones, todo y mucho más compartiendo escenario. En ese lugar sagrado los ángeles deciden sentarse a crear y emiten impulsos a quien con los dones de su cuerpo se libera. Nada de pensar en trasmitirlo en el ahora. 
La persona que gritan mediante la escritura se conecta con seres del futuro que quizás leerán, entablaran una conversación fantástica. Semejante relación une al pintor con los seres que se detendrán en la obra y le hablan en un idioma no aprendido interpretándose mutuamente.  
El don es un componente genético en todos pero en pocos ocurre el fenómeno de la germinación y acontece en almas que anhelan hacer ruido, se estremecen con el cuerpo para que vibre y cree.  

Otros prefieren emplearse en oficios que consideran aceptables para mantenerse despachando los sueños al rincón del olvido. Prefieren residir en habitaciones decoradas con sofismas que reflejan que el dinero y el confort son la vida. Envejecen  entristecidos rodeados de sus comodidades materiales, sin entender que la vida era sentir con la piel y el corazón.

Cada alma creadora es un ser humano que se salva de morir en vida y en compensación elabora medicinas para quienes se niegan a morir en su falta de creatividad disfrutando del arte que otros se atreven a inventar.

Nadie dijo que debe hacer perfecto, siquiera bien, solo hacerlo y ser usted mismo. Puede que a otro le guste como es usted. 

02 mayo 2017

Adiós amada raíz

Al encuentro con el abrazo de los adioses no queridos, los forzados, justo al oprimir el acelerador partiendo de sitios que extrañaré, llega a la mente esa penúltima frase de Eeyore en ¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era! del Nobel (1994) Kenzaburo OéEeyore no irá. Porque Eeyore ya no estará aquí nunca más, así que no irá. La escena representa el momento en que el joven disminuido demuestra a sus padres que ha dejado de ser el niño de la casa al encontrar su propio mundo.

Y detrás viene a la memoria melancólica otra frase literaria desarticulada por mi padre, de una obra que jamás leyó completa, dicha aquella mañana que me dejó adolescente en Bogotá en un apartamento vacío: En cualquier lugar en que este recuerde siempre que el pasado es mentira, que la memoria no tiene caminos de regreso, que toda la primavera antigua es irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz es de todos modos una verdad efímera. Esta frase lleva a otras y otras que puedo quedarme evocando suspirando despedidas.


Irnos será siempre el paso siguiente, movernos buscando algo, dejando ausencias en la estela que se eternizan en el retrovisor. Partir, haciendo ruido con el actuar, sintiendo el eco, como lo plasmó en un Solo de Piano (1954) el tributado maestro Chileno Nicanor Segundo Parra Sandoval:



"Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia,
Un poco de espuma que brilla en el interior de un vaso;
Ya que los árboles no son sino muebles que se agitan:
No son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo;
Ya que nosotros mismos no somos más que seres
(Como el dios mismo no es otra cosa que dios)
Ya que no hablamos para ser escuchados
Sino para que los demás hablen
Y el eco es anterior a las voces que lo producen,
Ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos
En el jardín que bosteza y que se llena de aire,
Un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir
Para poder resucitar después tranquilamente
Cuando se ha usado en exceso de la mujer;
Ya que también existe un cielo en el infierno,
Dejad que yo también haga algunas cosas:

Yo quiero hacer un ruido con los pies
Y quiero que mi alma encuentre su cuerpo."

Adiós amada raíz... Es tiempo de crecer. Todos los días hay que avanzar por caro que sea, siendo uno mismo.

24 enero 2018

Desconectado

Ahora que decidí vivir sin televisión e internet en el hogar. Extraño a una que otra modelo dedicada en su madurez a la actuación, igual que ver a Lionel Messi en movimiento; no extraño más. Ya son varios días de reflexión, de lectura, de comprar periódicos en la calle, de consumir café con los amigos, de escuchar música exquisita para mis oídos, de verme en el pasado que fui cuando no poseía dichos elementos, de activar la máquina del tiempo, por instantes descompuesta, e irme al momento del niño que prefería jugar, estar por las calles divirtiéndose y liberándose en la finca de sus abuelos, antes que encender el televisor.

En casa paterna de mi madre, no hubo luz eléctrica hasta que el político de Guasca Arnoldo Casas, impulsó la electrificación rural en el Guavio, a finales de los 80’s. Gracias a él también existe en política el Senador Milton Rodríguez Sarmiento. Un largo periodo de mis vacaciones me licencié donde los abuelos. Siempre amé la distraída soledad. Las largas e interminables jornadas, ayudaba a la abuela Margarita en las tareas de la casa. Concluido mi aporte, jugaba con tuzas, maderos, las herramientas, los animales o cualquier artefacto natural o elaborado que alimentara la imaginación. Cuando aprendí a leer, debajo de un pino que tenía mi edad, acompañado del perro Tomi, leía después del almuerzo, siempre que el clima lo permitió o la radio novela no me hipnotizó.

El televisor no hacia parte de mis ausencias. Hoy tampoco. Internet no. No en la medida que creía. Facebook, ese distractor de chismes, menos, twitter me informa. Duro días sin redes y no me faltan. Dejé a cada individuo hacer lo conveniente para ellos, sin necesidad de estar pendiente de sus estados de ánimo, sus estados civiles o actividades ordinarias. Esa necesidad del ser humano de preocuparse por el otro para criticarlo, es uno de los grandes problemas de la sociedad, situación hermana de la competencia constante por superar al otro. Pugnas internas o externas, que jamás alimentaron mi espíritu. Vivir para mí y por mí, son razones suficientes para moldear mi existencia.

Ahora que encuentro en mi mente y mi cuerpo el ser animal que no requiere de aparatos distractores para ser feliz, veo que el dinero es un tercer componente que podría no ser tan necesario para existir con plenitud, como lo hemos banalizado. Se requiere lo suficiente, que no es mucho si de alimentar al alma se trata.

Un hombre es feliz cuando encuentra libertad. Desconectado me siento un hombre libre. Con mucho o poco que consiga, sufriendo mis ambiciones o en la calma de los felices, a la muerte soy invitado a entrar, con una muda de ropa que se descompondrá, porque hasta los muertos envejecen. Lo demás no cuenta.

28 diciembre 2017

En el nombre del padre


-Al salir del frió hospital, la primera imagen ante mis ojos reflejaba las calamidades que se afrontan construyendo un hogar desde las bases. Los pisos de madera del viejo sótano en el que recibí cariños y enseñanzas, crujía, astillándose de a poco con el movimiento de la cuna o el simple caminar de mamá consolándome en sus brazos, en la terapia de dormirme en las noches, luego del trabajo.

Avanzaba la década del 80 y la situación fue mejorando. Mi sueño era manejar una volqueta, de esas, de donde mi padre descendía feliz y me tomaba en sus brazos a expresar su amor. Yo sentía que la felicidad se originaba en esos grandes carros de trabajo. Deseaba que mamá condujera una volqueta para que su genio mejorara. Ella partió de su casa paterna antes de alcanzar la mayoría de edad, provino de un hogar conservador estructurado para criar hombres de campo y no niñas lindas, al que siempre estábamos volviendo a visitar a los abuelos. En esas jornadas de los paseos de fin de semana su rostro alegre, de enamorada, iluminaba a los habitantes naturales de la arboleda, le hacían calle de honor y le recitaban hermosos cánticos. Mi padre en cambio ascendía fatigado y cansado. Cargaba los regalos para los abuelos, los 10 tíos, las 3 hermanas de mi abuela y la bisabuela Mercedes, y debía alzarme cuando mis débiles piernas gastaban todas sus fuerzas, siendo incapaces para afrontar la hora de camino empinado que alejaba la casa del abuelo de la carretera rural donde nos dejaba el transporte. Sin embargo, distorsionando un poco, acompañaba con silbidos a los pájaros que trinaban recibiendo a mamá. Quizás, si la volqueta hubiese podido subir por aquel camino empedrado, mi padre y mi madre fueran los más felices de aquella época, más felices de lo felices que se advertían. El campo los unía, les permitía evadir las preocupaciones ordinarias. Todos los problemas se quedaban en nuestra casa. A la finca de los abuelos arribábamos el sábado en la mañana, volviendo al pueblo el domingo en la tarde. Todo así hasta que Papá adquirió la parcela de la abuela María Olaya, mucho más cerca del sector urbano con carretera hasta la casa, convirtiéndola en nuestro nuevo destino de los fines de semana.
Esa fue mi vida infantil y parte de la juvenil, en la que aprendí las mejores cosas que sé y por las que le encuentro mucho sentido a la existencia.

Parece el inicio de un texto literario. Puede que lo sea. La vida de José Jairo, de Don Trufo, o como le queramos llamar, es una verdadera novela que se empezó a escribir el 21 de enero de 1957, de las que no tienen final. La novela de mi padre contiene capítulos memorables que habitarán eternizados en el recuerdo, sin perder vigencia, construida al mejor estilo de las historias que narran los juglares vallenatos del valle de Upar y Padilla, que tanto le apasionan. Gracias a él y a los esfuerzos de mamá, hoy podemos decir que somos una familia unida, cobijada por amor y respeto.

Don Fabio, aunque prefiero el José Jairo que expresa mejor su personalidad, Fabio es un nombre muy serio, como para mí, en cambio él es un caminante feliz de los días, mamador de gallo y el José Jairo, por las historias que encierra, por aquella época envidiable de los altos de Sotoba, de los viajes muy niño a visitar a mamá Carmen, por sus tíos sacados de las obras de García Márquez, por el colegio La Salle, por las primeras borracheras, por el primo y el hermano de aquellos caminos que usted hoy recorre a paso lento, lejos de los 15 minutos que algún día gastó de la finca al pueblo, por haberse robado la joya de la corona de don Serafín cantándole vallenatos, por Enrique y Belisario, por evadirse de la custodia del ejercito las muchas veces que lo reclutaron para prestar el servicio militar, por la barba que le picaba a su hija cuando lo besaba, por todo eso, prefiero el José Jairo, más macondiano, más de nuestra Colombia, digno de un hombre que ha sabido demostrar que trabajando honestamente se logra superarse, se progresa y que la felicidad es la mejor recompensa que se puede recibir. Que el dinero es una verdad efímera, necesario más no un sueño por el cual esclavizarse.

Estamos celebrando su fiesta, de memoria, de cuento, de risas —pensaba decir de llantos, pero no llora—, de emociones y de sufrimientos. Volver al pasado produce excitación, nostalgia, pero es una nostalgia radiante por su presencia. Recular en el tiempo es llenarse de ganas para seguir. Hacer parte de su historia es un orgullo. Y lo necesitamos muchos años más, ojala y fueran todos los míos y los de mi madre y mis hermanos. A usted le debemos más que la vida. Por usted sueño, por usted soy quien soy. Usted me ha enseñado a vivir a plenitud cada momento, a enfrentar el camino con hidalguía y anhelos. Y los tengo, muy grandes, y usted ha sido fundamental en los pasos que he dado tras ellos. A su lado aprendí que trabajar por la gente vale la pena. Ha sido gracias a las mil historias que me ha contando y algunas hemos compartido, que narro con cadencia. Porque mi primer escrito publicado fue diciéndole feliz día papá. Y fue con usted, por usted, que me llevó a conocer a la dinastía vallenata de Emiliano Zuleta, que amo esa cultura y ese amor terminó impreso. Porque sentados en la mística tabla frente a su hogar soñamos y construimos, nos reímos y vemos pasar los días sin otro afán que alcanzar el mañana porque ayer se hizo lo necesario. Porque hoy muchos de sus amigos son mis amigos, y viceversa. Porque usted ha sido un excelente padre, mi mejor amigo, mi cómplice, mi confidente. Mis hermanos y mi mamá y sus amigos pueden tener igualmente muchos motivos para pedirle que siga siendo el mismo, para agradecerle y exaltarlo. Para llevarlo tatuado en el principal lugar de nuestros corazones, en lo más alto de nuestro ego, en el pedestal que ocupan los héroes.

Gracias por seguir enseñándole a vivir a sus hijos, a sus nietos, a sus amigos como si este fuera el cielo en la tierra.

No hay nada más satisfactorio que tener a la familia bajo un hogar propio. Y para conmemorar donde empecé a formar parte de este hogar, yo seguí visitando la casa donde pasé mis primeros meses de vida, recorriendo los recovecos del sótano, donde aprendí que usted y mi madre hacían y hacen todo por sus retoños.
 
Sumando esos y muchos otros motivos, vale la pena recordar en su nombre la canción de la pequeña Lulu que cantaba la pandilla del capitán Memo:

De donde vienes papá
eres toda mi felicidad
ríen ancianos y niños también
Por la forma que tienes de ser
Papá no crezcas no cambies jamás.

En nombre de este valioso hombre, al que conozco de primera mano, o en rimas y prosas, en cantos, en parrandas y en la voz de quienes lo han acompañado en ese trasegar diario, los invito a todos a brindar en el nombre del padre por quien los últimos 60 años ha sabido representar fielmente la filosofía de los que saben vivir a plenitud y sin ahorro como si este fuera el cielo en la tierra.

Gracias y felicitaciones papá, por siempre y para siempre, eterno.

14 noviembre 2017

De camino a Barichara

 Recomendadísimo, empacar ropa deportiva, tener disposición para un largo viaje por entre montañas exuberantes, perderse en las nieves emparamadas de la cordillera oriental entre Boyacá y Santander, descender para una parada relajante en Socorro, donde ya se percibe agradable el caluroso clima templado del escenario de paz y tranquilidad donde culmina el recorrido.
Llegamos en una noche religiosa a San Gil, conseguimos un taxi que nos llevó a Barichara; toda una aventura histórica la que nos dimos con aquel hombre de fino humor santandereano que sirvió de guía, tan cordial que le invitamos a cenar acompañado de su esposa. Durante el recorrido de 20 Km., en suave ascenso por una carretera muda, enculebrada y segura, nos contó pormenores de la vida en la región del asesinado político Luis Carlos Galán, de otros personajes ilustres, habló del Presidente Belisario Betancourt que encontró allí el mejor escenario para su poética y una vez al mes viaja al pueblo de Aquileo Parra. Sin embargo, él se jacta de sus compañeros de niñez, de quienes cuenta sin detenerse para inhalar —de aquí son varios lideres guerrilleros, entre ellos Pablo Beltrán, el eleno, él era un destacado estudiante en el colegio y la universidad, nunca hizo trampa jugando canicas ni con el trompo, era un señor, su padre era maestro de obra, la mamá profesora. Por aquí vino hace como 10 años, pero uno no se puede boletear con él para evitar problemas. Aunque Pablo es de los pocos ideólogos que perduran en la guerrilla, es mejor cuidarse. Él no es un hombre de plata, su lucha siempre fue en contra de las desigualdades. Una novia del Mono Jojoy también es de aquí, Alias Gabino nació en Socorro—.
Lo freno para preguntar si alguna vez lo invitaron a irse al monte. —Ellos respetaban a los compañeros; además, si me hubieran tentado tampoco me hubiera ido, yo prefiero la vida buena, después de 30 años sigo enamorado de mi esposa. Para que más problemas, con ella es suficiente—.  
Luego de aceptar la curiosa ilustración, pasamos al asunto de nuestro interés. Hablando del costo de vida me salió al paso con un dicho. Se vive bien en estos pueblos. Es fácil comprobarlo en el trato de las gentes, en la amabilidad muy natural con que se atiende al forastero. Hay personas que llegan a los 108 años, sin estrés, sin ladrones, comiendo bien lo consiguen. 
Entrando a Barichara, cuando hemos tomado la primera calle empedrada de un pueblo de noches brillantes de oro, recomienda comer cabrito en el restaurante que lleva el nombre del municipio. Sin detenerse a dar detalles de a donde nos lleva, fue dando la receta del cabrito —es cocinado y luego lo asan a la brasa—.
Prosigue con más recomendaciones —En el valle de San José tienen que comer chorizos y carne oreada, sazonados con guarapo, tienen que ir al parque el gallineral y al Chicamocha, nuestro cañón del Colorado—.
Me atravieso en el relato para indagar por el quehacer de las personas cuando no hay turismo.
—Se toman el guarapo que es para los chorizos— resalta, —los berraquitos trabajan en cultivos de tabaco para acelerar el cáncer, los otros esperan que regresen los turistas. Aquí ladramos y en otro lado ya ni ladran. No se hace mucho pero se logra sobrevivir felices—.

10 agosto 2017

Ser agradecido


 Sin engreimientos por lo placentera de la ruta, a la edad que avanzo, se aprendió que la felicidad es terapia recomendable para soportar la existencia, que se logra procurando armonía con los semejantes dentro del entorno, brindándose con calidez, respetando el medio ambiente y extasiándose. Hay aspectos esenciales para lograrlo, uno es el perdón, esa divinidad humana que habita en la cabeza de los hombres y que libros sobre dioses vuelve castigo. Al nacer somos deudores solidarios de los compromisos económicos del país; al poco tiempo el bautizo conlleva responder por condenas sacadas de viejos y nuevos testamentos. Pero el perdón es único, propio, sin importar credos. Las más de las veces me he equivocado y tuve la valentía de hacerle saber al ofendido mi arrepentimiento, aunque no me perdone, aunque jamás me hable; me siento en paz al aceptar los errores. Esa razonabilidad, además permite que no cargue sentimientos negativos contra mis semejantes. Me queda la carga de la deuda pública.

He aprendido a ser amable. No se imaginan que problemas hay detrás de los rostros y cómo podemos sanar y sanarnos con algo tan simple. Captamos y transmitimos sensaciones y la risa y la cortesía con actitud salen gratis: un saludo no se le debe negar a nadie.

Ya dejé de pensar en ganarle a los otros. Con que sea capaz de levantarme antes de las 7 a.m. ya conseguí un triunfo. Terminando una travesía en bicicleta o los 21 km de la media maratón soy dichoso. Con devengar oportunamente el capital para mantener mi costosa existencia y ahorrar algo, ya gané. No me interesa dominar ni esclavizar a mis inferiores, incluidos animales que no tienen culpa de mis ausencias como para obligarlos a ser mi compañía; la libertad es un valor superior.

Al estructurar planes de vida me fui dando cuenta que la mía no es la que yo quise que fuera, es la que me tocó y en ocasiones no logró ni guiar mis pasos, acepto ser marioneta del destino o de alguien o algo superior que hace que sucedan cosas maravillosas o inesperadas que alteran el curso anhelado. Es fácil de entender para no llamarse a engaños y disfrutarla.


Cada vez soy menos optimista, aunque encuentro cientos de razones para seguir aquí, creyendo que con pequeñas acciones algo mejorara la sociedad que me correspondió. Y quizás lo más importante, por cuenta de la familia y el contexto del pueblo donde estuve media vida y la ciudad donde habité la otra media, nunca dejé de ser aquel del barrio El Jardín consiente desde muy pequeño de que el juguete más costoso no siempre es el mejor, que hay singularidades que nos hacen impares y deben respetarse, materia acumulada en la memoria que otorga más valor que cualquier título de formación académica, que bien usada es un tesoro para enfrentar la vida satisfactoriamente, me refiero al buen sentido común aprendido en casa dinamizado con entusiasmo.

04 julio 2017

Hijos de Dios

La Iglesia católica, una organización social de carácter espiritual, en principio sin ánimo de lucro, origen de desavenencias, celebres guerras y reconciliaciones hipócritas, que en sus libros de filosofía y adoctrinamiento hace referencia a la búsqueda de la dignidad de cada ser, la humildad de sus fieles, la ayuda al prójimo, la persecución de valores humanos sobresalientes en cualquier persona, reflejados en sus altos jerarcas en igual o mayor proporción que en el más miserable de sus files, parece tener de líder a un verdadero apóstol. Así lo viene demostrando el sorprendente Papa Francisco, un argentino liberado de orgullos y vanidades, ajeno a los beneficios ostentosos del embriagante poder, declarado pecador y convencido de aplicar los cánones de la iglesia con el ejemplo y la convicción que olvidaron sus antecesores, sabiendo que es la mejor forma de persuadir la fe de los seguidores.
Sus palabras son reflejo del actuar, su evangelio se estudia en cada acto del día a día en el Vaticano.

Por fin la iglesia más grande de occidente demuestra gestos de grandeza que motivan a los descarriados que prefieren alimentarse de saberes filosofales a reivindicarse con el reino de cristo y los dogmas de la fe que acompañaron la primera infancia. No quiere decir que mañana regresen al culto y que en los museos que son las iglesias se sientan identificados, pero hace posible ver a Dios como guía espiritual, encarnado en personas como el Papa Francisco.

Aunque es quimérico pensar en un solo Dios que honra todas las religiones a su modo procurando un objetivo común, apoyo espiritual para alcanzar la dignidad, el respeto, la solidaridad y ser mejores hombres, si me acerco quiero verle así, valorando que exista gente menos mala por cuenta de su fe y gente buena que predica dando ejemplo como Francisco y los parientes míos que hacen parte de su equipo de profetas.

08 junio 2017

Viajeros


Los protagonistas en casa me inculcaron un mensaje que ha sido una órbita que marca con el segundero el transcurso de los días: la vida regala gente divina de corazón que con su presencia y su piel dan nombre a los motivos de las maravillas bajo el cielo protector, estando en el preciso lugar para hacernos sentir extraordinarios, porque nadie se acostumbra a vivir como quieren los mezquinos. Es preferible desafiar la realidad para pretender la gloria. 
Tal vez, esa orientación filosófica hace que por mucho que ocurra en la realidad, la vida de mis progenitores sea una fantástica historia de sueños y fabulaciones que han repetido y renovado por años, hasta ser aprendidas de memoria por sus hijos, para inmortalizarlas en sus herederos, con la esperanza de que estos hagan lo mismo con sus vástagos.
En esta aventura educativa de saber vivir, los viajes de papá han tenido gran repercusión por esa exquisitez con que logran esquivar los cánones que separan los hechos inventados de los que efectivamente sucedieron. Es experto en guardar en la memoria uno a uno de los detalles de lo ocurrido y repetirlos con claridad fotográfica entre amigos y conocidos. Lo hace con precisión de relojero o de filólogo, creando en la mente de los escuchas la sensación de presenciar la escena de un libro o una buena película. Nada más por eso, sin otra pretensión, cuento en este lugar, que ahora los aventureros exploradores de la gloria o el cielo en la tierra, se enfrentan a un viaje que me embriaga de felicidad, uno más que será narrado por décadas y centurias, con algún título inmortal que mi padre le pondrá a su recorrido por el sur del continente. Esa narración, para muchos consistirá en un invento, sobre todo para los que vieron en los 70 y 80 a estos jovencitos queriendo vivir del amor, esa quimera para muchos irrealizable, más sobre sueños que realidades en aquellos días, que han edificado a pulso, con valentía y honestidad.
 
El relato sin cabos sueltos tendré la fortuna de escucharlo antes que el resto de las personas que accederán a buscar consuelo en el fino humor de don Fabio, contando las anécdotas y uno que otro momento que difícilmente puede creérsele, pero que de seguro ocurrió; de todo lo que cuenta existen pruebas. Si algo queda sin decir, mamá usa una técnica extraña de llevar la contabilidad de sus gastos personales. Me explico con un ejemplo tomado de su cuaderno de control monetario:
"Estuve en el aeropuerto a las 6:12 a.m. Hacia frío. Pensé en mi pechiches. Me tomé un café de $3.000. Llegamos sobre las 12:00. Besé a Fabio al aterrizar. Caminamos 5 minutos dentro del aeropuerto. Personas muy altas caminaban a lado y lado. Hombres bonitos con mujeres narizonas, de quijada larga y ojos claros. Ferchito nos recibió atrás de la aduana. Esta delgado. Nos subimos al auto que él alquiló para ir a la ciudad. Al llegar a Plaza Armenia le di un dólar. Durante el día no me dejó gastar nada. En un descuido metí en su bolsillo 100 dólares. No he visto bebes. Gastos totales de hoy: 101 dólares y 3 mil pesos. El apartamento tiene aroma a viñedo. Me voy feliz a dormir siendo las 11:39 p.m. a 6 mil kilómetros de mi casa pero al lado de mis amores."

De manera que todo esta dicho y certificado. Es cuestión de leer esos cuadernos contables de la casa.
 
Mis padres viajan, cada uno con su boleto, en la felicidad que alimenta el apego a la vida, ideando nuevos sueños en los desplazamientos en metro, en las horas quietas de avión, en los parques nostálgicos de Buenos Aires, en Santiago, en Lima, navegando por ríos históricos, por las calles empedradas de Quito, viendo pasar buques cargueros por el canal… transitando y edificando momentos para recordar y contar, gracias a la persistencia de la memoria en los sueños que con amor se construyen y reconstruyen a diario.

23 mayo 2017

Recordar para vivir


Varias mañanas he llegado a este punto suspendido en el horizonte. Yo, mi ego y mi súper yo, con ganas de quedarnos donde estamos aunque sea imposible, con ganas de desnudar el alma y detener algún recuerdo. Discutimos, batallamos, seguimos sintiendo que la vida existe fuera de mí, desgastando las cabezas de los dedos frente a la bitácora, contando más humanamente la interpretación de lo que pasa, lo que vemos, lo que oímos, aprendemos, creemos, soñamos, murmuramos o nos dicen, las alegrías, los éxitos y las derrotas. Habitualmente ocurre así. Pocas veces lo hacemos. En eso admiré a Saramago y sigo a Juan Cruz, tan disciplinados en el monologo interior. Al Nobel lo conocí en Bogotá; con Juan Cruz conversamos en la Cartagena de los turistas, protegidos por la muralla en una puesta de sol, a la salida del mítico Teatro Heredia. Demasiado cortés el autor de Muchas veces me pediste que te contara esos años, esa narración que nos presta a los lectores para conocerlo, explorar su vida y hacerla parte de la nuestra.
Horas después voy a mis apuntes de viaje, a las cientos de hojas escritas en la bitácora, en los 3 intentos de novelar que llevo en estos años; sumó algunos poemas mal escritos en los duros años de mi padre y como padre; todo digno de ser guardado, mantenido en un espacio intimo, al que pueda volver a mirarle de frente sin pena, porque es parte de mí, lo que leen, lo que cualquiera puede ojear, apreciarme, deleitarse, burlarse. Respiración del alma que usted puede hacer. Hágalo. Tome la página en blanco y vaya llenándola. Vera lo medicinal que es. Dejar salir un poco de nosotros. Qué tal empezar ahora mismo, egoísta con los seguidores de mi Eyaculación Mental que esperan continuidad, seguir leyendo lo que ha hecho que lean una vez y regresen. En un año de política y religión, hablar del amor, la poesía, las novelas que estoy leyendo, las que tengo en cola, los libros de crónicas, los que pretendo comprar.
Quiero escribir más. Recordar es lo más importante de la vida. Opinar es bueno, alimenta el intelecto, pero recordar alimenta la memoria, la vida, algo más importante que ser leído, escuchado, atendido, es sentir y guardar sensaciones y fotos en la memoria. No estoy frente a un ordenador Vaio como el español que dirigió El País, de quien hablé atrás, me encuentro frente un Mac que ha recorrido el continente y regresó para quedarse en Colombia. Un equipo adaptable ahora los ipad y los pequeños laptop dominan el mercado de los viajeros. En el carro, de la casa a la oficina no incomoda mucho y presta gran utilidad. Escribo a la par en una conversación de whatsApp que me genera alegrías y de la que salen textos dignos de mantener,  voy organizando los recuerdos, así los lectores busquen otro blog donde leer noticias y opiniones. Tratare, repitiendo lo repetido tantas veces, escribir más seguido, opiniones y vivencias y sentimientos.

11 mayo 2017

Creatividad = vida

Siempre una melodía lejana, una calle solitaria, un local comercial sospechoso de tiempos de la infancia, el movimiento de las hojas de parra al caer, el placido musical del mar calmo en playas boscosas, nos extienden la invitación a viajar en la memoria. Todo comienza en la imaginación, donde se gesta la existencia humana, el hogar de los miedos, las ansiedades, las felicidades y las tristezas, los impulsos y las represiones, todo y mucho más compartiendo escenario. En ese lugar sagrado los ángeles deciden sentarse a crear y emiten impulsos a quien con los dones de su cuerpo se libera. Nada de pensar en trasmitirlo en el ahora. 
La persona que gritan mediante la escritura se conecta con seres del futuro que quizás leerán, entablaran una conversación fantástica. Semejante relación une al pintor con los seres que se detendrán en la obra y le hablan en un idioma no aprendido interpretándose mutuamente.  
El don es un componente genético en todos pero en pocos ocurre el fenómeno de la germinación y acontece en almas que anhelan hacer ruido, se estremecen con el cuerpo para que vibre y cree.  

Otros prefieren emplearse en oficios que consideran aceptables para mantenerse despachando los sueños al rincón del olvido. Prefieren residir en habitaciones decoradas con sofismas que reflejan que el dinero y el confort son la vida. Envejecen  entristecidos rodeados de sus comodidades materiales, sin entender que la vida era sentir con la piel y el corazón.

Cada alma creadora es un ser humano que se salva de morir en vida y en compensación elabora medicinas para quienes se niegan a morir en su falta de creatividad disfrutando del arte que otros se atreven a inventar.

Nadie dijo que debe hacer perfecto, siquiera bien, solo hacerlo y ser usted mismo. Puede que a otro le guste como es usted. 

02 mayo 2017

Adiós amada raíz

Al encuentro con el abrazo de los adioses no queridos, los forzados, justo al oprimir el acelerador partiendo de sitios que extrañaré, llega a la mente esa penúltima frase de Eeyore en ¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era! del Nobel (1994) Kenzaburo OéEeyore no irá. Porque Eeyore ya no estará aquí nunca más, así que no irá. La escena representa el momento en que el joven disminuido demuestra a sus padres que ha dejado de ser el niño de la casa al encontrar su propio mundo.

Y detrás viene a la memoria melancólica otra frase literaria desarticulada por mi padre, de una obra que jamás leyó completa, dicha aquella mañana que me dejó adolescente en Bogotá en un apartamento vacío: En cualquier lugar en que este recuerde siempre que el pasado es mentira, que la memoria no tiene caminos de regreso, que toda la primavera antigua es irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz es de todos modos una verdad efímera. Esta frase lleva a otras y otras que puedo quedarme evocando suspirando despedidas.


Irnos será siempre el paso siguiente, movernos buscando algo, dejando ausencias en la estela que se eternizan en el retrovisor. Partir, haciendo ruido con el actuar, sintiendo el eco, como lo plasmó en un Solo de Piano (1954) el tributado maestro Chileno Nicanor Segundo Parra Sandoval:



"Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia,
Un poco de espuma que brilla en el interior de un vaso;
Ya que los árboles no son sino muebles que se agitan:
No son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo;
Ya que nosotros mismos no somos más que seres
(Como el dios mismo no es otra cosa que dios)
Ya que no hablamos para ser escuchados
Sino para que los demás hablen
Y el eco es anterior a las voces que lo producen,
Ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos
En el jardín que bosteza y que se llena de aire,
Un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir
Para poder resucitar después tranquilamente
Cuando se ha usado en exceso de la mujer;
Ya que también existe un cielo en el infierno,
Dejad que yo también haga algunas cosas:

Yo quiero hacer un ruido con los pies
Y quiero que mi alma encuentre su cuerpo."

Adiós amada raíz... Es tiempo de crecer. Todos los días hay que avanzar por caro que sea, siendo uno mismo.